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SOLO PARA PADRES



Juegos para niños en vacaciones 

del Blog Burbujas

Imitar personajes y disfrazarse

A los niños les encanta las historias fantásticas, de héroes y de magia. Y, además, les encanta disfrazarse, crear ambientes y utilizar objetos como si fueran otros. Entonces por qué no aprovechar para fabricar un disfraz de su personaje favorito, crear objetos con poderes únicos y desarrollar el juego dramático. 


¿Hacemos un collage?

Una de las actividades que más les gusta a los niños es el arte de pintar, dibujar, recortar o pegar. Invitarlo a trozar, a dibujar sobre el collage, a pintar con témperas, a pegar telas sobre el papel o colorear con tizas, puede ser una actividad muy placentera y entretenida. 

Inventar historias

La imaginación de los niños es tanta y rica, que podemos aprovecharla para inventar grandes historias. Los niños pueden ser los que dicten el cuento y, si hay más personas jugando, cada una puede sumar una parte al relato. Quedará un resultado único y original. 

¡A cocinar!

Si de usar y ensuciarse las manos estamos hablando, los niños dirán presente. Se pueden hacer muchas recetas divertidas para los chicos, como galletas decoradas con glasé,  panes, tortas, bombones de chocolates o merengues. ¡A ser chef por un día!
Juegos de mesa

Los juegos en los que participan varios integrantes suelen ser muy divertidos. Los hay de ingenio, de cooperación, de reglas, turnos o memoria. Son ejemplos de estos: el ajedrez, los rompecabezas, memotest, juegos de casilleros, el dominó, etc.

Videos interactivos

No podemos impedir que los niños vean videos por internet o en el televisor. Por ello, es importante optar por videos educativos e interactivos, en donde el niño pueda moverse, bailar, cantar, y por sobre todo, pensar. En youtube encontrarás muchos canales con videos para niños.

Lectura de libros

La lectura de cuentos, historias o poesías es fundamental para los niños en etapa infantil. Es ideal que los niños escuchen cuentos y, además, que tengan acceso a libros en su biblioteca para poder mirarlos cuando gusten. 


AYUDARLES A GESTIONAR SUS CONFLICTOS
Es decisivo dar la posibilidad a nuestros hijos de expresar sus sentimientos. Esto significa hablar no solo de qué hacen, sino también de cómo se sienten.

Veamos un ejemplo de cómo podemos educar emocionalmente mediante el diálogo:
María llora porque su amiga le ha quitado su muñeca y no se la quiere devolver.
María, ¿qué ha pasado?
(Escuchamos atentamente a María para que nos explique con detalle la situación que le ha provocado el disgusto)
Seguro que debes sentirte triste, ¿verdad? Además, también debes estar enfadada porque tú quieres jugar con tu muñeca y Andrea no te la quiere devolver, ¿a que sí? ¿Qué crees que podríamos hacer para que te la devolviera?
(Ayudamos a la niña a buscar soluciones)
¿Qué te parece si le decimos a Andrea que le dejas un ratito tu muñeca, pero que después te la tiene que devolver? ¿Quieres ir a buscar a Andrea y le dices lo que acabamos de hablar?
En la conversación anterior se fomenta el aprendizaje de varias habilidades emocionales de forma simultánea:
1) Se favorece la conciencia emocional mientras se ayuda a poner palabras a las emociones que María está sintiendo.
2) Se regulan las emociones al permitir que la niña explique con detalle el percance con su amiga Andrea.
3) Se educa su competencia social al practicar con ella una forma de comunicarse emocionalmente inteligente.

¿Sabías que los niños copian nuestras actitudes?

Para leer y pensar....
FUNCIÓN PATERNA Y FAMILIA MONOPARENTAL: ¿CUÁL ES EL COSTO DE PRESCINDIR DEL PADRE?
Dr. Ricardo Chouh
Profesor Titular Asociado de la Facultad de Psicología de la Universidad del Salvador.
Profesor (Regional Faculty) y miembro del equipo de entrenadores del Family Therapy Institute of Washington,D.C. Ha sido designado Approved Supervisor por la American Association for Marriage and Family Therapy (A.A.M.F.T).
RICARDO CHOUHY
  CRECER SIN PADRE. CAMBIOS Y TENDENCIAS EN LA ESTRUCTURA DE LA FAMILIA NORTEAMERICANA 
Dos de cada cinco jóvenes norteamericanos menores de 18 años viven, y han crecido, sin su padre biológico. Ya sea como consecuencia de un divorcio, o de nacimientos de madre soltera, un cuarenta por ciento de los menores de 18 años en Estados Unidos de Norteamérica vive en una familia monoparental. Este cuarenta por ciento representa más de veinte millones de niños y adolescentes. La probabilidad de que un niño norteamericano de raza blanca nacido hoy crezca junto a su padre y viva con él hasta ser mayor de edad, es del 25%. Para un niño negro la probabilidad baja al 5%. Las familias en las que los hijos viven con su padre y madre biológicos representaban en 1950 un 43% del total de familias. En 1995 ese porcentaje bajó al 25%, y el porcentaje de familias monoparentales subió al 35% del total de familias con hijos. Esta tendencia aparece en casi todos los países industrializados, con excepción de Japón e Israel. La tasa de nacimientos de madre soltera se duplicó o triplicó en los países del primer mundo entre 1960 y 1990. En Estados Unidos pasó del 5% al 35%, es decir un aumento del 600%, y es hoy la tasa más alta del mundo con una proyección a 5 años de 50%. Del total de nacimientos de madre soltera una tercera parte corresponde a madres solteras adolescentes.
  En un plazo relativamente breve la sociedad norteamericana ha producido un experimento social sin precedentes, en cuanto a cambios en la estructura de la familia. Sociólogos, psicólogos, criminólogos y economistas han intentado estudiar este fenómeno y su impacto a nivel individual, familiar y social, y de alguna manera evaluar cuantitativamente el costo de la ausencia del padre. Probablemente el trabajo de investigación más extenso y metodológicamente riguroso es el que realizaron los sociólogos Sara McLanahan (Princeton University) y Gary Sandefur (University of Wisconsin), cuyos resultados fueron publicados en el libro Growing Up with a Single Parent en 1994. 
CRECER SIN PADRE, UNA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA. LA CONTRIBUCIÓN DE MCLANAHAN Y SANDEFUR
  Este trabajo de investigación se basó en un seguimiento de más de 70.000 adolescentes y adultos jóvenes de ambos sexos a lo largo de casi 20 años. Se estudiaron las siguientes variables: 1) riesgo de interrumpir estudios secundarios, 2) riesgo de permanecer sin estudiar ni trabajar por períodos prolongados (idleness) y 3) riesgo de embarazo en la adolescencia, comparando a jóvenes que crecieron con un padre, con aquellos que crecieron sin un padre. Se neutralizó estadísticamente el efecto de otras variables como raza, sexo, nivel de educación de la madre, número de hermanos, lugar de residencia y nivel socioeconómico. Los resultados obtenidos fueron: a) el riesgo de permanecer sin estudiar ni trabajar por períodos prolongados es un 50% más alto para jóvenes que crecieron sin su padre, b) el riesgo de interrumpir estudios secundarios es un 100% más alto, y c) el riesgo de embarazo en la adolescencia es también un 100% más alto (las consecuencias de este fenómeno trascienden lo individual y familiar: el costo de asistencia federal a madres solteras adolescentes en Estados Unidos es de cuarenta mil millones de dólares por año). Es importante destacar que el aumento de riesgo para estas tres variables no aparece en el caso de muerte del padre. 
La ausencia del padre es entonces un factor de riesgo en lo que hace al proceso de transición que comienza en la adolescencia y termina en una inserción exitosa en la comunidad, lo que podríamos llamar proceso de emancipación. En un trabajo de investigación similar al de McLanahan y Sandefur, otro sociológo, Duncan Timms (University of Stockholm, 1991) realizó un seguimiento de todos los niños nacidos en Suecia en 1953, durante 18 años. Se le hizo un psicodiagnóstico a cada uno de estos 15.000 niños a intervalos regulares. Los que presentaron un grado mayor de disfunción psicológica fueron varones nacidos de madre soltera y que crecieron sin padre. Son convergentes con estas conclusiones los resultados de un seguimiento de más de 17.000 menores de 17 años que realizó en Estados Unidos el National Center for Health Statistics (1988 National Health Interview Survey of Child Health): el riesgo de disfunción psicológica (problemas emocionales y/o de conducta) es significativamente más alto para niños que han crecido sin padre (entre 2 y 3 veces más alto) (Dawson, 1991). Ronald y Jacqueline Angel, investigadores de la Universidad de Texas, publicaron un trabajo en 1993 en el que evalúan los resultados de todos los estudios cuantitativos que analizaron los efectos de la ausencia paterna. Dicen: "El niño que crece sin padre presenta un riesgo mayor de enfermedad mental, de tener dificultades para controlar sus impulsos, de ser más vulnerable a la presión de sus pares y de tener problemas con la ley. La falta de padre constituye un factor de riesgo para la salud mental del niño" (Angel & Angel, 1993).
EL PADRE Y LA ESCUELA
Una serie de estudios realizados por H. B. Biller (Biller,1974a; Biller,1974b; Biller,1974c; Blanchard & Biller,1971) convergen con los resultados de Mc Lanahan en lo que hace a una correlación positiva entre ausencia/presencia paterna y desempeño académico del niño. Así como la ausencia paterna eleva el riesgo de deserción escolar, la presencia y proximidad del padre está correlacionada con un mejor desempeño en la escuela. Blanchard y Biller compararon en este sentido cuatro grupos de niños: padre ausente con pérdida anterior a los tres años de edad, padre ausente con pérdida posterior a los cinco años de edad, padre presente con menos de seis horas de convivencia por semana y padre presente con más de catorce horas de convivencia por semana. Controlando el efecto de otras variables (coeficiente intelectual, nivel socioeconómico, por ejemplo), el estudio muestra que las variables "contacto con el padre" y "desempeño académico" están fuertemente correlacionadas. El desempeño escolar más bajo fué el del primer grupo, con pérdida del padre anterior a los tres años de edad. Otros trabajos de investigación concuerdan con estas conclusiones (Katz, 1967; Solomon, 1969; Radin, Williams & Coggins, 1994; Lessing, Zagorin & Nelson, 1970; Santrock, 1972; Hetherington & Cox, 1978; Radin, 1981; Shinn, 1978). La variable crítica en todos estos estudios es el grado de proximidad física y emocional con el padre (no necesariamente el padre biológico, sino con la figura paterna). Es muy probable que uno de los factores que perturban el desempeño académico como consecuencia de la ausencia de la figura paterna, sea un mayor riesgo de déficit de atención y/o hiperactividad.
FUNCION PATERNA Y DELINCUENCIA. EL COSTO SOCIAL DE PRESCINDIR DEL PADRE
En Estados Unidos el 70% de los delincuentes juveniles, de los homicidas menores de 20 años y de los individuos arrestados por violación y otras ofensas sexuales graves crecieron sin padre. En la comunidad negra, en la que la figura paterna ha virtualmente desaparecido, uno de tres menores de 25 años está preso o en libertad condicional. Un padre ausente es el mejor predictor de criminalidad en el hijo varón (Gottfredson & Hischi, 1990; Smith & Jarjoura, 1988; Kamarck & Galston, 1990). En los últimos 20 años el número de arrestos anuales por crímenes violentos cometidos por menores de 20 años pasó de 16.000 a 100.000, siendo este un período en que el porcentaje de jóvenes en la población se mantuvo estable. Episodios de violencia juvenil en los que intervienen armas de fuego aparecen con frecuencia creciente en las escuelas públicas norteamericanas. El National Center for Educational Statistics (Washington D.C., U.S. Department of Education) indica que en el año escolar 1996-1997 se registraron en escuelas 11.000 episodios de violencia en los que fueron usadas armas de fuego. En el 10% de las escuelas públicas norteamericanas hubo hechos de violencia con armas de fuego (robos, homicidios y/o suicidios).
  La conexión entre ausencia del padre y delincuencia surge de numerosos trabajos de investigación (Adams, Milner & Schrepf, 1984; Anderson, 1968, Chilton & Markle, 1972; Monahan, 1972; Mosher, 1969; Robins & Hill, 1966; Stevenson & Black, 1988; Wilson & Herrnstein, 1985; Bohman, 1971; Kellam, Ensminger & Turner, 1977). Dos economistas de la Universidad de California, Llad Phillips y William Comanor, basándose en un seguimiento de más de 15.000 adolescentes que realiza anualmente el Center for Human Resources (Ohio State University), encuentran una fuerte asociación estadística entre ausencia de padre y delincuencia juvenil/violencia: el riesgo de actividad criminal en la adolescencia se duplica para varones criados sin figura paterna. Un punto interesante de este estudio, es que el impacto de una madre ausente respecto de la variable criminalidad es casi nulo, lo que confirma la especificidad de la figura paterna respecto de la conducta transgresora. También dos antropólogos, M. West y M. Konner, detectaron una relación entre ausencia del padre y violencia, al estudiar el funcionamiento de una serie de culturas diferentes. Las culturas con mayor involucración del padre en la crianza de los hijos son las menos violentas (West & Konner, 1976).  Algunos trabajos de investigación sugieren que la función paterna tiene un rol crítico en instaurar la capacidad de controlar los impulsos en general y el impulso agresivo en particular, es decir la capacidad de autoregularse (Mischel,1961a; Mischel,1961b; Biller,1974; Biller,1976; Biller,1982; Biller,1993; Biller,1994; Biller & Trotter,1994; Haapasalo & Tremblay, 1994; Patterson & DeBaryshe,1989; Phares & Compas,1992; Herzog,1982; Snarey,1993; Lisak,1991; Lisak & Roth,1990). Esta relación entre función paterna y control de impulsos tiene posiblemente un rol importante en las adicciones (Stern, Northman & Van Slyk, 1984) De hecho el 50% de los toxicómanos en Francia y en Italia provienen de familias monoparentales (Olivier, 1994). 
La capacidad de controlar impulsos es necesaria para que una persona pueda funcionar dentro de la ley. Es imprescindible tener incorporada la capacidad de postergar en el tiempo la gratificación, de resistir el impulso a actuar para gratificarse en un momento determinado. Es un componente crítico de la conducta responsable del individuo en sociedad, pero no el único, es también necesaria la capacidad de registrar y tener en cuenta los sentimientos de otras personas, es decir tener capacidad de empatía. Un trabajo de investigación basado en un seguimiento de niños y jóvenes durante 26 años reveló que el mejor predictor de empatía en el adulto es haber tenido un padre involucrado. Es decir, mas que cualquier variable asociada a la conducta de la madre, la empatía, que dá la posibilidad de tener un buen registro del sufrimiento del otro, y así inhibir la agresión, es nuevamente un tema de función paterna (Koestner, Franz & Weinberger, 1990) Otros estudios confirman esta conexión entre función paterna y empatía (Sagi, 1982; Biller, 1993; Biller & Trotter, 1994).
  Mas allá del efecto que pueda tener sobre el niño la falta de una figura paterna, la presencia o ausencia relativa de figuras paternas en una comunidad, lo que podríamos llamar red paterna, parece estar fuertemente correlacionada con la tasa de criminalidad. La tasa de homicidios y crímenes violentos cometidos por menores de 20 años es más alta en comunidades con una proporción mayor de familias sin padre, controlando estadísticamente el peso de otras variables como nivel socioeconómico, raza o densidad y tamaño de la ciudad (Sampson, 1992). Si se toma por ejemplo la tasa de nacimientos de madre soltera en cada uno de los 50 estados norteamericanos y la tasa de crimen violento en esos estados (de acuerdo a datos del F.B.I.), la asociación estadística entre estas dos variables, es decir su correlación, es 0.825 (p<0.01). A mayor tasa de nacimientos de madre soltera, mayor tasa de criminalidad, con un coeficiente de correlación sorprendentemente alto (como referencia, la correlación entre tasa de criminalidad y tasa de desempleo es 0.187). Si se toma la tasa de nacimientos de madre soltera y la tasa de homicidios por estado, la correlación es nuevamente alta: 0.8565 (p<0.01). Mas aún, si se toma la tasa de nacimientos de madre soltera y la tasa de homicidios por país, utilizando datos de las Naciones Unidas para 45 países, la correlación es 0.889 (p<0.01) (Mackey, 1996). La asociación estadística entre ausencia del padre y delincuencia es más fuerte que la que vincula a fumar y cáncer de pulmón/enfermedades cardiovasculares. 
FUNCION PATERNA: UN RETORNO A FREUD
  Los trabajos de investigación citados fueron realizados por psicólogos, sociólogos, criminólogos, antropólogos y economistas, y no por psicoanalistas. Sin embargo las conclusiones de estos estudios son consistentes con formulaciones psicoanalíticas. Para Freud la idea de la paternidad constituye un salto cultural histórico de enorme importancia, ya que establece una relación directa entre función paterna y la prohibición del incesto como fundante de la cultura. Desde este punto de vista la función paterna haría posible la estructuración de lo intrapsiquico, estructuras que a su vez hacen posible la autoregulación y el acceso a lo simbólico.  En esta formulación la función paterna aparece como el articulador del tabú del incesto en la dinámica familiar. En este sentido cabe destacar el aporte de una investigación grupal acerca del lugar del padre realizada por analistas del Departamento de Familia de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo (Gaspari & Gutman, 1984, 1987, 1991). En estos trabajos se reafirma la necesidad, no sólo de la función paterna en su dimensión simbólica, sino también de que su operador estructural sea un hombre. La función paterna organiza la cadena significante inconsciente, hace surgir la dimensión temporal y marca los tiempos en la familia. Se produce una inscripción del símbolo paterno que marca al hijo como varón y a la hija como mujer, seres sexuados. Desde esta perspectiva la función paterna asigna lugares y roles en la familia, discrimina la relación de alianza de las relaciones con la familia materna y por lo tanto protege el encuadre familiar. Promueve la salida de los hijos de la familia y les permite emanciparse y generar un proyecto propio de vida, es decir asegura la apertura de la familia al grupo social. Este proceso no se dá solamente en la infancia sino que es continuo a lo largo de la vida del hijo. El padre tiene un rol crítico en los procesos de iniciación y en los rituales en los que estos se apoyan para materializarse. A mayor déficit de función paterna, mayor perturbación del proceso de emancipación. 
EL PADRE Y LOS DERECHOS DEL NIÑO
  En 1989 la Asamblea General de las Naciones Unidas presentó a sus países miembros una Declaración de los Derechos del Niño. Tomó más de diez años su formulación y preparación, y otros seis años más transcurrieron hasta que fuera ratificada por 167 países. Los países que firmaron y ratificaron este documento se comprometen a hacer informes periódicos a un comité internacional de expertos que tienen a su cargo el monitoreo de la protección de los derechos del niño. También se comprometen a denunciar violaciones de estos derechos en un foro creado con ese propósito (United Nations Committee on the Rights of the Child). 
La declaración pone especial énfasis en el derecho del niño a tener una familia, y alienta a promover y proteger a la familia. Expresa específicamente que el niño "tiene el derecho de ser cuidado por sus padres" (artículo 7) y "tiene el derecho de tener una relación personal y contacto directo con ambos padres" (artículos 9, 10 y 18) Esta es una mención del derecho de tener un vínculo con su padre. Los numerosos trabajos de investigación realizados hasta el momento, que han intentado evaluar el daño que produce la falta de padre, avalan y confirman la importancia de este documento de las Naciones Unidas, y la necesidad de proteger uno de los derechos humanos básicos del niño: el de tener un padre. Los profesionales que intervienen en temas de familia tienen la responsabilidad de tener en cuenta esta declaración de los derechos del niño, y los trabajos de investigación que la respaldan.
¿Qué es la pediculosis?
Es una enfermedad que se caracteriza por la infestación del cuero cabelludo por pequeños parásitos llamados :Pediculus Capitis =Piojos a secas.
No nos asombremos !!!!ya que no perdonan !!!No se asocian con el hacinamiento, la suciedad, pobreza, promiscuidad, tampoco perdonan sexo, nivel socio económico ni cultura que se posea , tampoco la edad . Los hábitos de limpieza no los afectan demasiado, pero....sí esta predispuesto quien no realiza una prevención en forma correcta...y no hay vacuna contra ellos!!!
¿Cómo se reproduce?
La hembra es fecundada por el macho. Luego esta deposita los huevos o liendres, a razón de ....6 a 8 por DÍA !!!!, en la raíz del pelo , generalmente de noche .Las liendres miden cerca de 1 milímetro son blancas y se recubren de una sustancia que , como cemento , las adhiere al pelo , dificultando su desprendimiento. Por una cuestión de temperatura y humedad en la nuca y detrás de las orejas es favorecido su crecimiento y desarrollo en esas zonas.
¿Cómo vive y se alimenta ?
Viven 30 y 40 días , algunos mueren con el rascado. Sobreviven fuera del cuero cabelludo entre 1 y 2 días si la temperatura y humedad les son favorables.
Se alimentan de la sangre de la persona infestada , alrededor de su boca tienen una especie de ganchitos que hacen que se fijen al cuero cabelludo durante su alimentación y , lo que provoca picazón es su saliva muy irritante.
Comprendamos entonces que , los llamados de atención por parte de los maestros no son por una molestia para sí mismo , sino que priorizando a los niños , la idea es que no se sientan molestos ni se recontagien.
¿Cómo descubrirlos?
Hay dos formas :Piojo adulto (chato y sin alas ) y como liendres (huevos).
A las liendres las encontraremos separando el pelo en mechones , con buena luz , preferentemente de sol. Podemos usar una lupa , y centrar la búsqueda en raíces, detrás de las orejas , y nuca. Pasando el peine fino al que luego herviremos , lograremos sacar liendres ( si se ablandaron ) .También observaremos enrojecimientos , ronchas e infección.
¿Por qué se contagia?
Se produce de persona a persona a partir de objetos que estén contaminados , gorros , toallas , ropa de cama , peines .Como no salta ni vuela es fácil su contagio en piletas , por eso se recomienda el uso de gorras. También es probable en areneros y colchonetas , y la reinfestación se produce al contactarse con un amigo no tratado lo cual es difícil de determinar y comunicar.
Por eso , si cada uno es responsable de cuidar la cabeza de su hijo, se beneficiaran todos .No les parece ??
Nota extraida de "Mi Sala Amarilla"
Límites, caprichos y berrinches
Si bien cada familia y cada hijo es único e irrepetible, detrás de un limite está siempre la necesidad de nuestros hijos de ser contenidos y la nuestra de contenerlos.
Son muchas de las frases que escuchamos a diario cuando los papás y mamás sienten que algo tiene que cambiar:
"Ya no se más que hacer con él!" "Me siento agotada, hace lo que quiere y cuando quiere!" "Ni las penitencias ni las promesas de regalos evitan el escándalo".
Por eso es bueno, preguntarse: ¿Cómo actuar frente a los berrinches/rabietas de mi hijo? ; ¿Cuál es el límite justo, cómo hacer para que algo cambie y estemos todos mas tranquilos? Primero, debemos entender que es absolutamente normal que nuestros hijos demanden, pidan y tengan deseo de todo y en todo momento. Pero ésto es imposible de ser satisfecho, y tampoco es sano para él. Marcando pautas claras desde el nacimiento, mostrándole lo que puede y no puede hacer, vamos construyendo el antídoto para el berrinche: Poniendo límites y los "NO" bien claros.
Si bien cada familia y cada hijo es único e irrepetible, detrás de un limite está siempre la necesidad de nuestros hijos de ser contenidos y la nuestra de contenerlos. ¿Qué es un Limite?
Es sinónimo de amor y contención.
Es el primer acto de amor que los papás le ofrecemos en la vida.
Es el primer organizador de su vida. No es algo mas agregado, que puede ponerse o no. SIEMPRE están, aun sin estarlo
Dar y poner limites, es enseñarle a nuestro hijo a, que aprenda a esperar y a saber que todo no es aquí y ahora. Que hay cosas que puede y hay otras que no puede hacer o tener.
¿Hay que retarlos o ponerlos en penitencia?
Es un tema de autoridad, no de autoritarismo Un niño responde bien si siente confianza en el adulto que pone ese límite, aunque lo desafíe. El reto o la penitencia es una forma de castigarlos por lo que hicieron que no siempre los ayuda a entender porque se portaron mal o desobedecieron. Solo los para por un rato. Obedecen sin comprender. No tenemos dudas de poner un NO rotundo, cuando está en riesgo la vida o la integridad física de nuestros hijos. Con aparatos eléctricos, lugares abiertos agresiones físicas. La tenemos muy clara y ellos nos creen. Pero frente a otras situaciones nos ponemos más dudosos, y ahí se producen los caprichos y los berrinches. Cuando el adulto duda ante el NO que pone, los chicos responden de esta manera, portándose mal, angustiándose.
¿Cómo lo manifiestan?
No quieren irse dormir, se niegan a comer o les resulta muy difícil estar tranquilos, se encaprichan por cualquier motivo. Pegan o pellizcan todo el tiempo, o se auto agreden. Alrededor de los cuatro, cinco años, los niños tienen inmensos deseos de independizarse, de ser autónomos como a la vez de seguir siendo bebés. Por eso a veces se comportan tan mal que nos confunden. Entonces aparecen los caprichos, para asegurarse de que los tenemos presentes todo el tiempo. Como una necesidad de llamar nuestra total atención. Y a la vez intentan hacer cosas que aún no pueden.
Tener en cuenta estas sugerencias que pueden ayudar a prevenir los caprichos: Conocer y respetar sus horarios sus rutinas, los rituales que los ayudan a entender que hay momentos para cada cosa que se esperan y saben que llegaran. Ej: el momento de alimentarse, de ir a dormir, de darse un baño, de jugar, les permiten aprender a comprender la noción de tiempo y que todo no es ya, aquí y ahora. Es importante saber que primero el LÍMITE los enoja pero luego los tranquiliza.
Algunas pautas a tener presentes en todo momento:
Probar y conocer cual es nuestro límite de tolerancia.
Firmeza: Sin golpes ni castigos físicos o psíquicos. No se aprende por humillación; de ese modo sólo se los somete y se los lastima.
Mostrarnos seguros pero con afecto y hablándoles mucho.
Coherencia entre papá y mamá.
No dar dobles mensajes. Ofrecerle alternativas posibles que si pueda realizar.
Respetar su enojo sin necesidad de intervenir. Acompañándolo y dándole tiempo para que se le pase.
Ser concretos. Cumplir y sostener lo que decidimos.
Ser constante en la puesta de límites. Poner un "NO" claro.
Limitarlos estando nosotros tranquilos, sin gritos.
Anticiparles cuando algo va a terminar o cuando no queremos que haga determinada cosa. Nuestra conducta y actitudes como padres serán el modelo y la forma en la cual comprenderán que esperamos de ellos. Y desearán responder a esa expectativa por el amor que nos tienen. Aprenderán así, poco a poco a socializarse, a crecer como personas autónomas, libres, con normas y reglas incorporadas para poder compartir y convivir en la sociedad que les toca vivir Si nos manejamos con premios y castigos, solo lograremos un adiestramiento, pero no un verdadero aprendizaje que los ayude a ser felices y libres.
COMIENZAN LAS CLASES… PERO… ¿A QUÉ LLAMAMOS ADAPTACIÓN?
          El ingreso al Jardín rompe el equilibrio que el niño había logrado con su entorno, formado predominantemente por el hogar y su familia. En el nuevo ámbito se encuentra con otros espacios y materiales, con otras personas, otros rituales, otros límites.  Dos estructuras, la familia y el Jardín, comienzan a interactuar, a conocerse, a dar y recibir. A este encuentro de ajustes y desajustes, de mutuo conocimiento, de incorporación de nuevas normas, se lo llama adaptación.
¿Adaptación a qué?
A un ambiente físico nuevo, a la incorporación de nuevos hábitos y rutinas.
A compartir con otros niños, a un nuevo adulto, distinto de mamá, con el que hay que crear un nuevo vínculo.
Cuando el niño se siente en el nuevo ámbito, se reconoce como miembro de un grupo, entiende de qué se tratan las rutinas y puede tener un buen vínculo con su maestra, entonces se dice que está adaptado.
LOS MIEDOS
     Todos los niños tienen miedo a algo en algún momento: a las tormentas, al médico, a ciertos animales, a la oscuridad, a los ladrones o mounstros, a que los dejen solos en el Jardín, y la lista sigue.
El miedo es una emoción básica, universal y necesaria, que nos pone en cierto estado de alerta cuando dreemos que corremos peligro o que nos puede pasar algo. ante una situación peligrosa, se suceden una serie de acciones físicas y emocionales que nos preparan para reaccionar defendiéndonos o huyendo, tiene que ver con nuestra supervivencia. resultan muy importantes la capacidad y los recursos con los que la persona cuenta para enfrentarlos. Lo que hace que un miedo no sea adaptativo es la intensidad, las áreas de la vida que va abarcando, lo persistente y la falta de capacidad para manejarlo. En los niños temerosos,tiene ciertas particularidades, deja de ser un mecanismo que lo alerta sobre peligros reales para mantenerlo en estado de agitación, de alarma, sin poder discriminar cúando el peligro es real o irreal.
¿CÓMO AYUDAR A UN NIÑO QUE TIENE MIEDO A LA OSCURIDA?
     Contarle al niño que sus papás, cuando eran pequeños, también tenían miedo a la oscuridad (o a otras cosas) y que lo superaron quitará dramatismo a la situación y lo ayudará a vencer sus propios miedos. Hablar sobre el tema con sinceridad, sin exagerar y durante el día, lo aliviará.
Los padres tenemos que recordar que el miedo a la oscuridad es el miedo al abandono, normal en niños de 3 a 5 años. No es la oscuridad lo que causa miedo, sino el hecho de estar solo. Si los padres tienen miedo o lo tuvieron cuando eran niños y no lo pudieron resolver, lo proyectarán sobre su hijo y reforzarán el círculo de inseguridad y, posiblemente, el sueño de todos. Padres serenos y seguros tranquilizarán a sus hijos. Durante el día pueden realizar juegos, como dejar todo oscuro y jugar al gallito ciego, a las escondidas, caminar con los ojos tapados, prender y apagar la luz durante unos segundos, aumentando el tiempo de a poco. No debe permitirse que el niño duerma con los padres o se cambie de cama durante la noche. Uno de los padres será el que se recueste al lado de él hasta que se duerma, con una luz ténue si es necesario.

Lic. Adriana Iraola




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